Una ardilla visita todos los días a un hombre que le salvó la vida. Agradecida por los cuidados y el amor que le brindaron el animalito pasa tiempo con su rescatista.
Cuando el granjero Tyler Gregory encontró una pequeña ardilla en su propiedad en Kansas Estados Unidos en agosto del año pasado, sabía que iba a hacer lo que estaba a su alcance para salvar su vida.
La ardilla bebé fue atrapada por una tormenta eléctrica y se encontraba fuera del nido y alejada de su madre.
Tyler llevó la ardilla a su casa pero tenía miedo que el animalito no pudiera sobrevivir aquella noche.
«Era tan pequeña que ni siquiera abría sus ojos» relata. «Le dimos un biberón con leche con la esperanza que mejore.»
A cuidar a la pequeña ardilla
Tyler y su novia ponían la alarma para despertarse cada tres horas y darle el biberón a la ardillita. Afortunadamente por sus horarios flexibles podían tener el tiempo necesario para cuidar de la ardilla a la que llamaron Annie.
«Nos ayuda nuestro horario de trabajo ya que soy músico y mi novia trabaja como pintora» comenta Tyler.
En las primeras semanas Annie dormía en una jaula con un cojín para calentarla y mantenerla cómoda. Y a medida que crecía, aumentaba el tamaño de su jaula.
Al finalizar el primer mes viviendo con estas personas, abrió sus ojos y le brindaron más espacio para vivir.
Tyler comenzó a llevar a Annie a la naturaleza asiduamente, donde podía mostrarse por la hierba. Luego, la pequeña ardilla probaba su fuerza, haciendo saltos entre troncos de árboles y las cercas.
Pero no importaba cuán lejos estuviera, Annie siempre volvía a los brazos de su Tyler.
«Siempre fue muy apegada a nosotros», relata. «A Annie le gusta correr por la casa y hasta por el césped del patio pero siempre vuelve a nosotros.»
Cuando la ardilla no estaba en el hombro de Tyler estaba en la espalda del perro de la familia.
Era hora de volver a la naturaleza
En noviembre del año pasado Annie subió su primer árbol, una señal clara para Tyler que estaba preparándose para vivir sola. Sin embargo, una fuerte lluvia retrasó su despedida.
«No fuimos capaces de liberarla porque el invierno era muy fuerte y no estaba preparada.»
Tyler quería que fuera una decisión exclusiva de Annie. Si quería dejar su jaula y vivir en la naturaleza o no.
«Estábamos nerviosos, pero era algo que necesitábamos saber». Yo no aguantaba más verla en la jaula y estaba empezando a ser más salvaje en comparación al dulce bebe que solía ser antes.»
Un día de marzo Tyler abrió la puerta y Annie corrió hacia los bosques circundantes.
La ardilla visita todos los días a un hombre que le salvó la vida
«No la vi por una semana y me sentía muy triste de pensar que tal vez nunca la volvería a ver».
El regreso de la ardilla
Pero la ardilla regresó. Allí estaba Annie, apareciendo por la puerta de la casa lista para almorzar con sus padres y jugar con el perro.
«Abrí la puerta y allí estaba ella!» dice Tyler. «Vino y se subió a mi hombro.»
«Estaba muy feliz. Estaba preocupado como un padre.»
La visita fue breve pero significó mucho para su Tyler saber que Annie estaba feliz y sana.
«Pasó cerca de una hora con nosotros y después siguió su camino. Ella vuelve todos los días para pasar un rato con nosotros, divertirse abriendo nueces y luego volver al bosque. Parece muy feliz y le encanta subir a los árboles. «
«Me llega al corazón saber que ella anda por ahí pero todavía le gusta venir a casa», concluyó Tyler.
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Los animales suelen con gestos demostrar su amor. Y esta ardilla visita todos los días a un hombre que le salvó la vida agradecida por todo el cariño y los cuidados.
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Fuente: The Dodo