Los niños nos enseñan el camino
Los niños son seres en los que depositamos todas nuestras esperanzas de un mundo mejor. El pequeño Ken, un niño de 9 años, vive en una ciudad remota en Filipinas.
Todos los días, salía de su casa para hacer un paseo, sin decirle a su padre a donde iba. Su padre confiaba en él, pero un día sintió curiosidad sobre lo que hacía exactamente su hijo fuera de casa.
Entonces decidió seguir a Ken y descubrir lo que el niño hacía todos los días. La respuesta le mostró que su hijo tiene un corazón enorme… Se dedicaba a alimentar a los perros de la calle.
En ese momento el hombre vio decenas de perros desnutridos. Sus difíciles vidas en las calles hicieron que muchos de ellos teman acercarse a las personas, pero claramente tenían confianza en el pequeño Ken.
El niño dijo que los perros lentamente se acostumbraron con él a lo largo de sus visitas. La primera vez que fue allí con comida, tuvo que quedarse a 50 metros de los tazones que dejó, porque los perros no se acercaban mientras él estaba allí.
Cambio en el comportamiento de los perros
Ahora, sin embargo, Ken puede ir y acariciar a algunos de ellos. Después de tomar algunas fotos de su hijo, el padre también comenzó a ayudar.
Debido a las posibles enfermedades e infecciones que los perros de la calle pueden transmitir, los dos fueron vacunados y siempre cuidan de su higiene después de pasar tiempo con los animales.
Juntos, ellos nombraron a los tres perros que encuentran todos los días como «Brownie», «Blackie» y «White».
Y todo cambió con las idas del niño al lugar. Él y su padre querían hacer algo bueno para esos perros.
Entonces padre y el hijo comenzaron una organización voluntaria que ayuda a los perros sin techo en el lugar.
Llamaron a su proyecto ‘Happy Animals Club’ (Club de Animales felices») y desde entonces, se ha convertido en un éxito.
El padre de Ken compró un terreno cerca de su casa y construyó uno de los mayores refugios para perros de la región. Como resultado, consiguieron salvar cientos de perros y gatos de las calles.
¡Qué bueno que haya personas con un corazón tan grande como Ken y su padre!. Ellos vieron la necesidad de ayudar a estos pobres perros y darles una vida mejor.
Este niño de 9 años nos marca el camino a los adultos. Hay que ser solidarios. Quizás algún día necesitemos la ayuda de otra persona.
Esta gran historia merece que la compartas con tus amigos y familiares. Saludos.
Fuente: Best Of Web